
« Creemos, que aunque se diga lo contrario, la paciencia para el análisis, es fugitiva en los cusqueños, y por eso, resulta, que nos vestimos de un lenguaje barroco, a veces, insoportable, y nos prodigamos en ditirambos, precisamente para disimular nuestra orfandad de ideas profundas y originales »
José Tamayo Herrera – Prologo del libro “Historia General del Qosqo”, 1992
Un individuo que puede por ello desarrollar un pensamiento critico podrá en consecuencia llevar a cabo una acción critica ante las situaciones que la vida en la sociedad le plantee, ya que un individuo o individua que presente una argumentada critica en contra de algo junto a otro individuo/individua podrá sumar un colectivo que ejerza una presión sobre algo que puede en algún caso ser nocivo para el interés de esa comunidad dentro de la sociedad, por ejemplo la marcha #NiUnaMenos fue prueba de la capacidad critica y organizativa de las mujeres para plantear dentro de la sociedad una ruptura con la normalización de la violencia ejercida contra ellas y eso es algo que hay que saludar, a lo cual hay que adscribirse y hacer que se tome conciencia de ello desde nuestras casas.
Hago este preámbulo para referirme por segunda vez a la Feria Internacional del Libro del Cusco y a la oleada de criticas que ha recibido desde diferentes frentes y a las hasta ahora inexistentes explicaciones formales de los responsables de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco sobre diferentes aspectos de la organización de esta feria, que en los puntos que importan a esta nota tienen que ver con la participación de los miembros de la comunidad literaria del Cusco, así como con la elección del local donde dicha feria se lleva a cabo.
He escrito esta nota desde diferentes aspectos, abonando con argumentos concretos para tratar (ojalá) de generar algún debate o discusión que pueda construir sobre lo visto estos tiempos, incluso sean estas apreciaciones que se pueden dar por inbox, como me ha pasado con otras publicaciones.